Socialización

Aquí les dejo el enlace con el video de Genie y con el de Victor.

Proceso de institucionalización

PROCESO DE INSTITUCIONALIZACIÓN

  • EL HOMBRE Y SU MEDIO:

El hombre no posee un ambiente específico de su especie firmemente estructurado por sus instintos. Es por eso que en distintos momentos y tiempos ha sido nómade, sedentario, agricultor, criancero, constructor, oficinista u otro. Todo esto no es a causa de su biología.
El organismo humano es capaz de aplicar el equipo del que está dotado a un campo de actividades muy amplio. Varía y diversifica constantemente sus actividades.
Ciertos desarrollos importantes del organismo se dan luego de la separación del seno materno, la criatura nace y se conecta con el mundo exterior y se interrelaciona con él. El ser humano en proceso de desarrollo se interrelaciona no solo con el orden natural sino también con un orden cultural y social específico, mediatizado para él por los otros significantes a cuyo cargo se encuentra.
La humanidad es variable desde el punto de vista psico-social. Solo podemos hablar de naturaleza humana en el sentido de ciertas constantes antropológicas. Si bien es posible afirmar que el hombre posee una NATURALEZA es más significativo decir que el hombre CONSTRUYE SU PROPIA NATURALEZA.
El período en que el organismo humano se desarrolla hacia la plenitud en relación con el ambiente es también aquel en que forma su yo humano.
La formación del yo debe entenderse en relación con el permanente desarrollo del organismo y con el proceso social en el que los otros significativos median entre el ambiente natural y humano.
Los mismos procesos sociales que determinan la plenitud del organismo producen el yo en su forma particular y culturalmente relativa.
Por una parte el hombre ES UN CUERPO, lo mismo que puede decirse de cualquier organismo animal y por otra parte TIENE UN CUERPO, se experimenta a sí mismo como entidad que no es idéntica a su cuerpo.
La autoproducción del hombre es siempre y por necesidad una empresa social. Los hombres producen juntos un ambiente social con la totalidad de sus formaciones socioculturales y psicológicas. Lo que produce que:
1º Todo desarrollo individual del organismo está precedido por un orden social dado.
2º El ingreso al mundo social está mediatizado para el individuo por grupos e instituciones consolidadas en el tiempo.
3º En el juego de interrelaciones que establece el organismo con su medio se van sosteniendo y modificando las pautas de comportamiento social, conformando un nuevo orden, en un permanente juego de equilibrio-desequilibrio.
Se puede preguntar entonces ¿De qué manera surge el propio orden social? La respuesta generalizada es que el orden social es un producto humano. Una producción humana constante realizada por el hombre en el curso de su continua externalización. El orden social existe como producto de la actividad humana. Tanto por su génesis (el orden social es resultado de la actividad humana pasada) como por su existencia en cualquier momento del tiempo (el orden social solo existe en tanto que la actividad humana siga produciéndose).
El ser humano constantemente debe externalizarse en actividad, la inestabilidad inherente al organismo humano exige como imperativo que el hombre mismo proporcione un entorno estable a su comportamiento. (Berger, Luckman, 1978)
A ese entorno estable podríamos llamarlo institución, entendiendo que la sociedad se constituye no solo de relaciones sociales sino también de un conjunto de instituciones que forman la trama de la vida social, es la completa estructura de instituciones relacionadas e influyentes entre sí las que distinguen a un grupo de otros y facilita los medios por los cuales los individuos organizan sus actividades comunes para enfrentar al mundo que los rodea, combinando su vida colectiva de una manera ordenada.
Las instituciones definen las relaciones sociales mientras establecen pautas aprobadas de conducta, es gracias a esto que sabemos qué esperar de la conducta de los demás y podemos en consecuencia tomar en cuenta esa conducta en nuestras propias acciones. (Chinoy, 1987 p. 47-48)
 Podríamos definir este orden social en relación a las instituciones sociales diciendo que estas son modos básicos de actividad social que siguen la mayoría de los miembros de una determinada sociedad. Las instituciones suponen normas y valores a los que se ajustan gran número de individuos, y todos los modos institucionalizados de conducta se encuentran protegidos por fuertes sanciones. Las instituciones forman el fundamento de toda sociedad, pues representan modos relativamente fijos de comportamiento que perduran en el tiempo. (Giddens, 1995)
Es importante retener aquí las ideas de continuidad en el tiempo, obligatoriedad, conocimiento recíprocos de comportamientos esperados, ya que sobre ellas trabajaremos a fin de entender como se produce el proceso de institucionalización, ya que debemos saber como se construyen dichas instituciones y cuáles son sus características.

  • PROCESO DE INSTITUCIONALIZACIÓN

Toda actividad humana está sujeta a habituación. Un acto repetido crea una pauta que puede reproducirse con economía de esfuerzos y es aprehendida como pauta por el que la ejecuta. Las acciones habitualizadas retienen su carácter significativo para el individuo. La habituación posee la ventaja psicológica de reducir las opciones. La habituación provee el rumbo y especialización de la actividad que faltan al equipo biológico del hombre, cuyos comportamientos no están determinados por los instintos, sino que se desarrollan en el contexto de la libertad de elección.
De acuerdo con los significados otorgados por el hombre a su actividad, la habituación torna innecesario volver a definir cada situación de nuevo. Estos procesos de habituación anteceden a todo fenómeno de institucionalización.
La institucionalización se da cada vez que hay una TIPIFICACIÓN RECÍPROCA DE ACCIONES HABITUALIZADAS POR TIPOS DE ACTORES. (Berger y Luckman, 1978). Toda tipificación de esa clase es una institución. Lo que hay que destacar es la reciprocidad en las tipificaciones institucionales y la tipicalidad no solo de las acciones sino también de los actores en las instituciones.
Las tipificaciones de acciones habitualizadas que constituyen las instituciones siempre se comparten, son accesibles a todos los integrantes de un determinado grupo social y la institución misma tipifica tanto los actores individuales como las acciones individuales.
Pero estos no son los únicos elementos que constituyen las instituciones, sino que estas implican también historicidad y control. El siguiente esquema resume las características de las instituciones en tal sentido.

Decir que un sector de la actividad se ha institucionalizado ya es decir que se ha sometido a control social. Solo son necesarios mecanismos adicionales de control si los procesos de institucionalización no se cumplen cabalmente.
En la experiencia las instituciones se manifiestan en colectividades que abarcan grandes cantidades de gente. La institucionalización es algo incipiente en toda situación social que se continúe en el tiempo.
En un ejemplo podríamos decir que cuando Pedro comienza a hacer algo y Juan lo observa, y éste último a lo largo del tiempo ve que Pedro todos los días hace lo mismo, podrá tipificar esas acciones, es decir las traducirá en pautas específicas de comportamiento, lo que le permitirá a Juan intervenir suponiendo lo que hará Pedro, quien a su vez también ha observado y tipificado las acciones de Juan. Así, en esta relación, ambos comenzarán a desempeñar roles, cada uno de ellos se apropiará de los roles reiterados del otro tomándolos como modelo para el desempeño de los suyos propios. Si bien esta tipificación recíproca aún no llega a ser institución, es cierto que ella está presente en el núcleo. La ventaja que da esto a los individuos es que cada uno podrá prever las acciones del otro. Las acciones se vuelven rutina, lo que permite la división del trabajo entre ambos y abre nuevas vías de innovación para nuevas habitualizaciones, estará en vías de construcción un mundo social que contendrá en sus raíces un orden institucional en expansión. Las acciones que tenderán a la habituación recíproca son aquellas que comparten Juan y Pedro en una situación común.
La aparición de una tercera persona en la relación establecida, por ejemplo María cambia el carácter de continua interacción. El mundo institucional que existía entre Juan y Pedro ahora se debe transmitir a María, adquiere historicidad y objetividad. Es decir que las instituciones se han cristalizado y se experimentan ahora como con realidad propia, existentes por encima y más allá de los individuos a quienes acaece en ese momento. Se experimentan como si poseyeran realidad propia que se presenta al individuo como un hecho coercitivo y externo. La objetividad del mundo institucional se endurece cuando debe ser transmitido a una tercera persona o a una nueva generación que no participó de la construcción de la generación anterior, y de ese modo logra firmeza en la conciencia.
Solo así como mundo objetivo pueden las formaciones sociales transmitirse a las nuevas generaciones. Un mundo institucional se experimenta como una realidad objetiva, tiene una historia que antecede al nacimiento del individuo y no es accesible a su memoria biográfica. Dado que las instituciones existen como realidad objetiva, el individuo no puede conocerlas por introspección, debe salir a buscar sus explicaciones, a conocerlas.
El mundo institucional es actividad humana objetivada. La relación entre el hombre productor y el mundo social (su producto) es dialéctica. La externalización y la objetivación son momentos de un proceso dialéctico continuo. El tercer momento es el de la internalización (el mundo social objetivado vuelve a proyectarse en la socialización, proceso por el cual el individuo adquiere los valores de su propio grupo de pertenencia y se incorpora como miembro de tal sociedad).
Cada momento de la relación fundamental corresponde a una caracterización esencial del mundo social:
1-      LA SOCIEDAD ES UN PRODUCTO HUMANO – (Externalización)
2-      LA SOCIEDAD ES UNA REALIDAD OBJETIVA – (Objetivación)
3-      EL HOMBRE ES UN PRODUCTO SOCIAL – (Internalización)
La aparición de una nueva generación requiere de un proceso que acompañe la transmisión del mundo social, que es la legitimación, por el cual cada institución debe expresarse en sus por qué, de tal manera de sus modos de ser puedan explicarse y justificarse a fin de que las nuevas generaciones lo puedan compartir. El hecho de que estas nuevas generaciones no participaron en el proceso de elaboración de la institución, sino que la recibieron dada, hace que no siempre acaten de buen grado y al 100 % los modos en que se ha dado esta realidad social, por ello las instituciones instrumentan mecanismos de sanción y control externos para mantener su perdurabilidad y evitar la desviación.
En principio la institucionalización puede producirse en cualquier zona de comportamiento de relevancia colectiva. No necesariamente los procesos de institucionalización tienden a una cohesión funcional, sin embargo las relaciones que se van estableciendo entre las mismas hacen que las tramas sostengan cierta cohesión social. Algunas áreas serán relevantes para casi todos, mientras que otras lo serán para pequeños grupos.
La integración de un orden institucional puede entenderse en términos del conocimiento que sus miembros tienen de él. Dado que el conocimiento institucional se objetiva socialmente como un cuerpo de verdades válidas, cualquier desviación del mismo es tomado como desviación a la realidad, por tanto tildado de anormal, depravado, enfermo o ingnorante.
La conciencia retiene ciertas experiencias humanas, una vez retenidas, se produce una sedimentación y dichas experiencias quedan estereotipadas en el recuerdo como entidades reconocibles y memorables. Esta es la base del conocimiento. Existirá sedimentación intersubjetiva cuando varios individuos que comparten una biografía común incorporen sus experiencias a un depósito de conocimiento común. Será considerado objetivo y social cuando pueda ser expresado a través de un sistema de signos, ya que de esta manera podrá transmitirse de una generación a otra o de una colectividad a otra. La designación lingüística abstrae la experiencia de  sus incidentes biográficos individuales, para convertirla en posibilidad objetiva para todos. El conocimiento se objetiviza a través del lenguaje.
Las significaciones institucionales tienden a simplificarse para ser transmitidas a través de fórmulas. Los significados objetivados de la actividad institucional se conciben como un conocimiento y se transmiten como tal, lo cual implica todo un aparato social montado sobre las bases de que algunos transmiten y otros reciben los conocimientos necesarios. Según el alcance social que tenga la relevancia de cierto tipo de conocimiento, su complejidad e importancia en una colectividad particular, tal vez requiera de reafirmaciones a través de objetos y acciones simbólicas.
El acopio de conocimiento de una sociedad se estructura según lo que sea relevante en general y lo que solo lo sea para roles específicos. Surgirán así los especialistas, cada uno de los cuales tendrá que saber lo que se considere necesario para el cumplimiento de su tarea particular. La sociedad debe organizarse para que ciertos individuos puedan concentrarse en sus especialidades y todos deben saber quienes son los especialistas para recurrir a ellos cuando sea necesario.
Los roles representan el orden institucional. Al desempeñar roles los individuos participan de un mundo social; al internalizar dichos roles ese mismo mundo cobra realidad para ellos subjetivamente. Cada rol brinda acceso a un sector del acopio de conocimiento que posee la sociedad.
Una distribución de funciones muy amplia dará origen a una sociedad con alta rotación institucional, en donde los cambios se producirán más vertiginosamente, puesto que será difícil integrar todos los sectores que se encuentran divididos. La institucionalización no es un fenómeno irreversible, a pesar de que las instituciones una vez creadas tienden a persistir, por una serie de razones históricas, el alcance de las acciones institucionalizadas puede disminuir. En ciertas áreas de la vida social puede darse la desinstitucionalización de ciertas prácticas.
La existencia de un mundo institucionalizado previa a la existencia del individuo, hace que el mismo sea visualizado como una reificación, es decir como la aprehención de fenómenos humanos como si no lo fueran o mejor aún, como si fueran cosas. El mundo reificado es por definición un mundo deshumanizado que el hombre experimenta como facticidad extraña sobre la cual no ejerce un control mejor que el de su propia actividad productiva.


Material de base:

- Berger y Luckman, “La construcción social de la realidad” Amorrortu, Bs. As. 1978
- Chinoy, Eli, “Introducción a la sociología” Paidos, Bs. As. 1987
- Giddens, Anthony, “Sociología” Alianza, Madrid, 1995

Cultura y Etnocentrismo

A continuación les dejo un texto que trata sobre el etnocentrismo  a través de una descripción interesante, extraído del libro de Giddens, A. "Sociología" Alianza, Madrid, 1995.
También aprovecho para dejarles un link de un video sobre la India. Muchas veces viendo otras realidades culturales tomamos conciencia de nuestra propia cultura. India Vislumbres de otra realidad·        
IDENTIDAD CULTURAL Y ETNOCENTRISMO:


            Toda cultura contiene sus propios modelos de comportamiento, los cuales resultan extraños para aquellos con otro bagaje cultural. Podemos tomar como ejemplo a los Onacirema , grupo descrito en una célebre investigación de Horace Miner (1956). Miner concentró su atención en los elaborados rituales corporales que acompañan a la ceremonia matrimonial entre los Onacirema , rituales de extrañas y exóticas características. Su descripción merece ser citada en toda su extensión:

         La creencia fundamental que subyace a todo el sistema parece ser que el cuerpo humano es feo y que su tendencia natural es hacia el debilitamiento y la enfermedad. Encarcelado en este cuerpo, la única esperanza del hombre es poder apartarse de estas características mediante el uso de las poderosas influencias del ritual y de la ceremonia. Cada hogar tiene uno o más altares dedicados a este fin (...). El lugar central del altar lo ocupa una caja o cofre construido en la pared. En este cofre se guardan numerosos amuletos y pociones mágicas sin los que ningún nativo cree poder sobrevivir. Estas preparaciones las elaboran diversos especialistas. Los más poderosos son los curanderos, cuya asistencia debe recompensarse con múltiples regalos. Sin embargo, los curanderos no proporcionan las pociones curativas a sus clientes, sino que deciden sobre los ingredientes y luego los escriben en una lengua antigua y secreta. Esta escritura la comprenden únicamente los curanderos y los herbolarios, quienes, a cambio de otro regalo, proporcionan los amuletos necesarios. (...).
         Los Onacirema  sienten al mismo tiempo un horror casi patológico y una gran fascinación por la boca, cuya condición se cree que tiene una influencia sobrenatural en todas las relaciones sociales. Si no fuera por los rituales de la boca creen que se les caerían los dientes, que sus encías sangrarían, que las mandíbulas se reducirían, que sus amigos les abandonarían y que sus amantes les rechazarían. Creen también que existe una fuerte relación entre las características orales y morales. Por ejemplo, existe una ablución ritual de la boca de los niños que se supone mejora su fibra moral.
         El ritual corporal cotidiano general incluye un rito bucal. Además de ser sumamente puntillosos con el cuidado de la boca, este rito conlleva una práctica que resulta repulsiva para el no iniciado. Me contaron que el ritual consiste en insertar una pequeña brocha de pelo de perro en la boca, junto con ciertos polvos mágicos, y en mover la brocha con una serie de gestos formales (Miner, 1956, pp. 503-4)



            ¿ Quiénes son los Onacirema  y en qué parte del mundo viven? Usted mismo podrá responder a esta pregunta e identificar la naturaleza de los rituales corporales descritos simplemente deletreando “Onacirema ” de atrás hacia adelante. Prácticamente todas las actividades cotidianas parecerían extrañas si son descritas fuera de su contexto, en lugar de verse como parte del modo de vida total de un pueblo. Los rituales de aseo occidentales no son más ni menos extraños que las costumbres de cualquier grupo del Pacífico que se saca los dientes frontales con el fin de embellecerse, o de ciertas tribus sudamericanas que se introducen aros en los labios para resultar más protuberantes, ya que creen que eso realza su atractivo.

            No podemos entender estas prácticas y creencias separadamente de las culturas más amplias de las que forman parte. Una cultura ha de estudiarse a partir de sus propios significados y valores - Un presupuesto clave de la Sociología. Los sociólogos se esfuerzan por eludir el etnocentrismo, el cual consiste en juzgar otras culturas con los criterios propios. Dado que las culturas humanas son tan variadas no resulta sorprendente que aquellos que provienen de una cultura encuentren dificultad a la hora de aceptar las ideas o el comportamiento de los habitantes de otras culturas. El ejemplo del “Culto cargo”[1] que iniciaba este capítulo ilustra la dificultad de una cultura para desenvolverse dentro de otra distinta. En sociología, tenemos que asegurarnos de que nos deshacemos de nuestros antifaces culturales para así poder ver los modos de vida de otros pueblos sin prejuicios.


[1] Hace alrededor de medio siglo los habitantes de las islas del Pacífico occidental empezaron a construir elaborados modelos de aeroplanos de madera de grandes dimensiones. Horas y horas de paciente labor se emplearon en su construcción a pesar de que ninguno de ellos había visto nunca un avión de cerca. Los modelos no estaban diseñados para el vuelo, eran de una importancia vital para los movimientos religiosos dirigidos por los profetas locales. Los líderes religiosos proclamaban que si se celebraban ciertos ritos, el “cargamento” caería del cielo. El cargamento consistía en los bienes que habían traído los europeos a las islas para su consumo propio. Entonces desaparecerían los blancos y los ancestros de los nativos retornarían. Los isleños creían que como resultado de practicar con fe ciertos ritos iba a llegar una nueva era en la cual disfrutarían de la riqueza material de los intrusos blancos manteniendo sus modos de vida tradicionales. (Worsley, 1970) A esto se le llamó “Culto cargo”. Extraído de: Giddens A. “Sociología” Alianza, Madrid 1995.

Los hábitos deportivos

Seguimos analizando los hábitos deportivos en diferentes paises por ello les acerco dos enlaces para observar lo ocurrido en España y en Argentina, para ampliar lo visto en clase.

La Revolución industrial

Estos videos muestran los impactos de la Revolución Industrial en la vida social. Este proceso generó una gran transformación que dio origen a las sociedades modernas, al proceso de urbanización y a una nueva organización del trabajo.
Revolución industrial 1
Revolución 2
Revolución 3

De que trata la sociología

En este apartado van a encontrar algunos artícules que pretenden iniciarnos en el pensamiento sociológico de un modo desestructurado.
Comencemos con "No es natural" de V. Marqués, Introducción de su libro hacia una sociología de la vida cotidiana.

¡¡¡TAREA!!!
Les pido que luego de la lectura hagan comentarios en los que descubran actividades físico-deportivas que hemos naturalizado pero que tienen origen social.

“No es natural” (Josep-Vincent Marqués)

Algunas formas de vida distintas de las vigentes tienen gracia, indudablemente. Para mejor y para peor, las cosas podrían ser de otra manera, y la vida cotidiana de cada uno y de cada una, así como la de los “cadaunitos” sería bastante diferente. La persona lectora no obtendrá de este libro recetas para cambiar la vida ni -sin que vayamos a hilar demasiado fino sobre la cuestión- grandes incitaciones a cambiarla, pero sí algunas consideraciones sobre el hecho de que las cosas no son necesariamente, naturalmente, como son ahora y aquí. Saberlo le resultará útil para contestar a algunos entusiastas del orden y del desorden establecidos, que a menudo dicen que “es bueno y natural esto y aquello”, y poder decirles educadamente “veamos si es bueno o no, porque natural no es”.

Consideremos un día en la vida del señor Timoneda. Don Josep Timoneda i Martínez se ha levantado temprano, ha tomado su utilitario para ir a trabajar a la fábrica, oficina o tienda, ha vuelto a casa a comer un arroz cocinado por su señora, y más tarde ha vuelto de nuevo a casa, después de un pequeño altercado con otro conductor a consecuencia de haberse distraído pensando en si le ascienden o no de sueldo y categoría. Ya en casa, ha preguntado a los críos, bostezando, por la escuela, ha visto un telefilme sobre la delincuencia juvenil en California, se ha ido a dormir y, con ciertas expectativas de actividad sexual, ha esperado a que su mujer terminara de tender la ropa. Finalmente, se ha dormido pensando que el domingo irá con toda la familia al apartamento. Lo último que recuerda es a su mujer diciéndole que habrá que hablar seriamente con el hijo mayor porque ha hecho no se sabe qué cosa.

Este es el inventario banal de un día normal de un personaje normal. La vida, dicen. Pero ¡atención! Si este es un día normal, es porque estamos en una sociedad capitalista con predominio masculino, urbana, en una etapa que llaman sociedad de consumo y, dependiente culturalmente de unos medios de comunicación de masas subordinados al imperialismo. El personaje normal si la sociedad fuera otra, no tendría que ser necesariamente un varón, cabeza de familia, asalariado, con una mujer que cocina y cuida de la ropa, y con un televisor que pasa telefilmes norteamericanos.

Hablando de José Timoneda Martínez, consideremos ahora cómo incluso su nombre está condicionado por una red de relaciones sociales. Oficialmente no se llama Josep Timoneda i Martínez sino José Timoneda y Martínez, vuelve la cabeza cuando lo llaman Pepe, se cabrea en silencio cuando es el jefe de personal quien le llama Timoneda sin el señor delante, y enérgica y explícitamente cuando es un subordinado suyo quien lo hace; insiste, o no, en hacerse llamar Pepe por una mujer según el aspecto que ella tenga, y se siente bastante orgulloso de ser cabeza de familia, porque así los niños han de nombrarlo según su cargo doméstico de “papá”. Hay mucho más, sin embargo, en su nombre mismo. No diré simplemente que si hubiese nacido en África quizá se llamaría Bambayuyu, que es un nombre muy sonoro y de un exotismo justificable por la diferencia de lengua. No. Sin salimos de nuestro ámbito, que no naturalmente habría de componerse su nombre del nombre de un santo de la Iglesia católica, de un primer apellido. Que trasmitirá a sus hijos y que le vincula al padre de su padre, y un segundo que no transmitirá y que le vincula al padre de su madre. Es solamente una forma. Podría llamarse Josep hijo de Joan Timoneda o hijo de Empar Martínez, Timoneda Josep o tomar el nombre de su origen y resultar Josep Timoneda de Borriana, o haber podido elegir, al llegar a ser mayor, el nombre o cuál de los dos apellidos prefería llevar adelante.

Podría ser de otra manera, pero ésta es la que le ha correspondido, ya que vive aquí. Son costumbres. ¡Atención, sin embargo! Hay quien dice que “son costumbres” como si, reconocido el carácter no natural de las maneras de vivir, éstas fueran resultado de un puro azar, cuando en realidad nos reenvían una y otra vez los datos fundamentales de la sociedad. El nombre del señor Timoneda nos da pistas sobre la influencia de la Iglesia católica y sobre el hecho de que los padres pintan más que los hijos, y el padre más que la madre. Eso en el nombre solamente. Los actos cotidianos del señor Timoneda nos proporcionan muchas más pistas.

El señor Timoneda podría haber pasado el día de muchas otras maneras. Nada en su biología se lo impide. Podría haber trabajado en su casa, si es que se puede hablar de casa al mismo tiempo a propósito de un espacio de 90 m en un sexto piso y a propósito de un edificio que fue la casa de sus antepasados y sigue siendo taller. La mujer del señor Timoneda podía haber estado haciendo parte de la faena del taller y el hijo mayor también mientras aprende el oficio del padre. El más pequeño de los críos podía haber pasado el día en la calle o en casa de otros vecinos, sin noticia ni deseo de escuela alguna.

O bien, el señor Timoneda podía haber pasado el día cocinando para la comunidad, por ser el día que le tocaba el trabajo de la casa, mientras los demás trabajaban en el campo, en la granja o en los talleres, grandes o pequeños, todos proporcionalmente a sus fuerzas y habilidades; y hacia el atardecer reunirse todos para reírse ante una televisión más divertida o para discutir ante emisiones más informativas.

O el señor Timoneda podía haber trabajado aquel día doce horas -seis en las tierras del amo y seis en las que el amo le dejaba cultivar directamente-, regresado a la barraca donde vive amontonado con familiares diversos para comentar que el amo les había vendido junto con las tierras y preguntarse qué tal sería el nuevo señor. O escuchar al abuelo recitar historias, seguro de ser escuchado, seguro de ser el personaje principal de la familia.

El día del señor Timoneda podía haber sido, pues, muy distinto, y también el de las personas que le rodean. Sería un error pensar que sólo podía haber sido distinto de haber nacido en otra época. Con el nivel tecnológico actual son posibles diferentes formas de vida.

Esta pequeña introducción impresionista a una sociología de la vida cotidiana insistirá siempre sobre esa misma idea: que las cosas podrían ser -para bien y para mal- distintas. Dicho de otra manera más precisa: que no podemos entender cómo trabajamos, consumimos, amamos, nos divertimos, nos frustramos, hacemos amistades, crecemos o envejecemos, si no partimos de la base de que podríamos hacer todo eso de muchas otras formas.

A menudo, cuando se muere un pariente, te atropella un coche, le toca la lotería a un obrero en paro, se casa una hija o te hacen una mala jugada, la gente dice:

-¡Es la vida!

O bien:

-Es ley de vida.

Lo que hacemos no es, sin embargo, La Vida. Muy pocas cosas están programadas por la biología. Nos es preciso, evidentemente, comer, beber y dormir; tenemos capacidad de sentir y dar placer, necesitamos afecto, y valoración por parte de los otros, podemos trabajar, pensar y acumular conocimientos. Pero cómo se concrete, todo eso depende de las circunstancias sociales en las que somos educados, maleducados, hechos y deshechos. Qué y cuántas veces y a qué horas comeremos y beberemos, cómo buscaremos o rechazaremos el afecto de los otros, qué escalas y qué valores utilizaremos para calibrar amigos y enemigos, qué placeres nos permitiremos y a cuáles renunciaremos, a qué dedicaremos nuestros esfuerzos físicos y mentales, son cosas que dependen de cómo la sociedad -una sociedad que no es nunca la única posible, aunque no sean posibles todas- nos las defina, limite, estimule o proponga. La sociedad nos marca no sólo un grado de concepto de satisfacción de las necesidades sino una forma de sentir esas necesidades y de canalizar nuestros deseos.

Así, pensar una bomba nueva, desear una lavadora de otro modelo, comer más a menudo platos variados aunque congelados, valorar a los demás por el número de objetos que poseen y dedicar los esfuerzos afectivos a asegurar el monopolio sentimental sobre una persona, no es más “humano”, no es más “la vida”, no es más “natural” que pensar nuevos trucos de magia recreativa, desear más sonrisas, hacer una fiesta el día en que sí comes pollo-pollo o valorar a una persona porque tiene más capacidad de gozar que tú y está dispuesta a enseñarte.

El amor, el odio, la envidia, la timidez, la soberbia… son sentimientos humanos. Pero, ¿en qué cantidad y a propósito de qué los gastaremos?, ¿es lo mismo odiar a los judíos que a los subcontratistas de mano de obra?, ¿es igual envidiar ahora la casa con jardín y pinada de un poderoso, cuando quedan pocos árboles, que cuando eso sólo representaba un símbolo de poder o de prestigio?, ¿es igual amar a una persona sometida que a una persona libre?, ¿se puede ser tímido del mismo modo en un mundo donde es conveniente ser presentado para hablar con otro, que en una sociedad donde todos se tutean, tratando de imponer una familiaridad que no siempre deseamos?.

“Nacer, crecer, reproducirse y morir”. De acuerdo. Eso hacemos. Pero ¿acaso no importa cómo y cuándo naces, qué ganas y qué pierdes al crecer, porqué reproduces y de qué, y con qué humor te mueres?.

El señor Timoneda se levanta cuando el satélite artificial se hace visible en el cielo de su ciudad. Antes de salir de su cápsula matrimonial mira a su compañero, dormido todavía, y se coloca la escafandra individual. Despierta a patadas a la mutante que le sirve de criada y le da órdenes en inglés. Hoy es un día especial: la lotería estatal sortea simultáneamente los quince que serán autorizados para procrear, los 1031 que se someterán a las pruebas de la guerra bacteriológica y 62 viajes a los carnavales de Río para dos personas y una mutante. Sale a la calle ya dentro de su heteromóvil y choca enseguida con otro. Se matan los dos conductores y el viudo del señor Timoneda es obligado a seguir la costumbre de suicidarse en la pira funeraria. ¿Es natural eso?

Esa sociedad imaginaria resulta ser capitalista, post-nuclear, despótica, de atmósfera precaria y homosexual, neomachista. Es una sociedad posible. Podría ser anticipada proyectando y acentuando los rasgos de la sociedad capitalista actual y suponiendo que hubiese tenido lugar tras una rebelión feminista aplastada, una eclosión de la homosexualidad reprimida acompañada de un explícito culto al macho.

La persona lectora tiene ante sí ahora otra sociedad. ¿Es la única posible? Tal vez diga que no, porque personalmente apuesta por el socialismo. ¿Pero qué socialismo? ¿Un socialismo donde sólo cambie la forma de gestión del capitalismo? ¿Una sociedad igual a esta, excepto en el precio más barato de los electrodomésticos?

¡Ah! Un poco de distancia respecto de su entorno no le vendría nada mal al lector o a la lectora.

Bienvenidos al Blog de Sociología

Hola a todos:
Este es el Blog de la Cátedra de Sociología de la carrera de Educación Física del Comahue. El objetivo es que generemos un espacio de intercambio en el que puedan encontrar la información sobre la cursada que necesitan y también podamos compartir materiales y comentarios.
En este blog encontrarán bibliografía de referencia, calendarios y cronogramas, propuestas de trabajos, y artículos para compartir.
Les pido que participen con responsabilidad y con la certeza de que serán leídos y tenidos en cuenta. Es muy bueno poder compartir.
Muchas veces en las clases presenciales nos quedamos con ciertas inquietudes que por el tiempo, nuestra timidez u otras cuestiones no podemos expresar, la idea es que podamos canalizarlas por este medio.
Les doy la bienvenida nuevamente y espero comenzar el trabajo pronto...
Saludos
Mónica